sábado, 12 de enero de 2013

Decepcion...

Decepcion..  

By Marisa E Furno

Sentimientos compartidos, sentimientos ocultos, sentimientos no correspondidos, no siempre se dan entre un hombre y una mujer. Muchas otras veces también los podemos identificar  entre dos personas que comparten una amistad, o por lo menos una de ellas lo cree.

Cumpleanos, confesiones, lejanía, momentos importantes en la vida de cada uno, nos lleva a pensar que hemos construido una amistad. Porque de eso se trata este sentimiento…de compartir, sean buenos o no los  momentos que componen nuestro paso por esta vida.

Crei en la amistad de muchas maneras, amigos para jugar al rummi, para escucharte en silencio, o para darte un tiron de orejas. Amigos que extrañas y no están cerca, pero que por esas cosas extrañas de la vida, o por algún tipo de loca telepatía, te llaman justo cuando los necesitas.

Y también están los que pensas que son tus amigos. Crees en ellos, los mimas, los adoptas y compartis todo. Los defendes cuando alguien te advierte de ellos, y aunque alguna situación te hace ruido, la pasas por alto y la justificas, porque es tu “amigo”.

Hasta que pasa el tiempo y  te das cuenta, aunque te cueste reconocerlo, que lo que te decían era verdad. Que todo era una ilusión. Que el tiempo invertido en esa persona, fue en vano.  

Profundo dolor, pero sobre todo decepcion.

Hay quien dice que no hay peor dolor que el de amar sin ser amado (S.Zweig) pero debo agregar que también lo es la amistad no correspondida.  Y sentirse decepcionado es aun peor.

Esa amarga mezcla de sensaciones: impotencia, desamparo, tristeza, desamor; la decepcion, es mas común de lo que nosotros pensamos. Muchas lagrimas me costo entenderlo. La falsa amistad, la encontramos todos los días. Solo es cuestión de estar alertas para no confundirnos y caer en sus redes mentirosas.

Según la RAE la decepcion es “un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona”. Haberlo leído antes, mas feliz estaría ahora. Una fría coraza protegiendo mis sentimientos hubiese servido por lo menos para minimizar los daños.

Dicen por ahí que el dolor no tiene memoria. Entonces solo me queda esperar que el tiempo se encargue de hacerme olvidar y creer de nuevo en mi y en mi capacidad de elegir nuevos “amigos”.

Desde California,
Marisa a secas

     






Translate